Y ADORO todo lo que tiene que ver con re-construir puentes entre el mundo sutil y el mundo físico.
No creo en la fé ciega a la que nos invitan en las religiones y la espiritualidad dual.
No creo que la muerte sea un final radical y que desaparezca todo lo que somos.
No creo en que debemos tener miedo a la energía.
Creo en que podemos entrar en relación con la energía divina y que esta energía, la energía que crea mundos tiene un amor incondicional para nosotras que no tiene par en el mundo físico.
Creo que podemos comunicarnos diariamente con los seres trascendidos de nuestro linaje y otros linajes y que están encantados de contribuirnos.
Y creo que en el momento en que nos permitimos establecer estas conexiones y darle espacio a lo energético, a lo intuitivo, a lo mágico (me da igual cómo quieras llamarle) nuestra vida puede ser mucho más fácil, ligera, luminosa y divertida.
Y no, no lo creo solo porque sí.
Lo creo, porque lo compruebo todos los días.
En mí vida y en la vida de muchas otras personas a quienes acompaño profesionalmente y otras que, aunque no trabajan en programas conmigo, se acercan a contarme sus experiencias.
Con cada persona, dependiendo su experiencia, su nivel de consciencia y SUS creencias, voy ajustando las palabras que uso, pero a todxs, lxs invito a continuar la conversación.
A dejar de temer al supuesto peligro que nos dijeron que podíamos experimentar.
A dejar de juzgarse como raros o locos porque todos y todas tenemos por lo menos una experiencia así.
¡Y es maravilloso!
En mi camino de resignificar la vida, la muerte, la transición, la eternidad y la magia, leí MUCHOS libros que me acompañaron a cambiar mi perspectiva.